Cádiz ha vertido un salero

«La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz es La Habana con más salero», así remataba el difunto y extrañado Carlos Cano el estribillo de su canción «Habaneras de Cádiz», con letra de Antonio Burgos. Tal vez. Lo indudable es que ha llegado el momento de que los gaditanos/as mediten acerca de las razones por las que su alcaldesa, Teófila Martínez, tiene la soberbia tan alcista y la sensibilidad tan a la baja. La alcaldesa de Cádiz, una de las más longevas en la política municipal española, parece que acaba de pronunciar un solemne epitafio en nombre de sus fieles electores. No pasará a los anales de la sensibilidad social que todo buen gobernante suele albergar en las primeras páginas de su programa electoral, aunque luego la relegue a páginas segundonas de la agenda política y el plan de gobierno para, al final -aunque desde un buen principio, por contradictorio que parezca- acabe dormitando el sueño de los justos en el más oscuro y polvoriento cajón de sus íntimas convicciones.

Declaraciones de Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz, emitidas por el canal YouTube de CadizDirecto.

En cualquier caso, Teófila ha hecho toda una declaración de intenciones al criticar a quienes «piden ayuda para comer y resulta que tienen Twitter, que cuesta dinero». A la alcaldesa de Cádiz, y a las mayorías sucesivas de gaditanos/as que la han encumbrado y mantenido en su puesto durante décadas, se les debe recordar que Twitter es, en principio, gratuito. Puede tener un coste para quien se conecta a Internet -no sólo a Twitter- mediante tarifas de datos móviles (entre 3 y 9 euros mensuales los planes más baratos), aunque eso es del todo innecesario en ciudades donde, como en Cádiz, existe una red pública y gratuita para acceder mediante Wifi y se complementa con las de otros municipios cercanos.

 Antena de la red wifi municipal en el parque de la Estació del Nord, en Barcelona. Fuente: Intagram de @marcel_lano mediante webstagr.am

Una vez matizado lo anterior, debe reconocerse que Teófila está al tanto de las cuentas municipales. La administración municipal que preside invirtió el año pasado algo más de 820.000 euros en un servicio que, entre otras cosas, mantiene la red gratuita de acceso municipal a Internet mediante Wifi. O sea, que ciertamente cuesta dinero: aunque para el ciudadano sea aparentemente gratis, es sufragado con el dinero de los ciudadanos. Pero tal vez debiera haberse buscado y encontrado una forma de explicarlo más pedagógica y, sobre todo, respetuosa hacia los más necesitados. Desde luego, esa cantidad considerable de recursos públicos no se destina sólo a que los pobres de solemnidad tengan acceso a Twitter, entre otras redes sociales -como por ejemplo LinkedIn-, servicios y portales digitales que sirve para buscar y encontrar trabajo (el desempleo es la principal causa de pobreza), sino a la promoción de la sociedad de la información y, por lo mismo, al desarrollo de la economía, de una oferta turística más atractiva de cara al visitante y, en suma, a la creación de unas condiciones idóneas de competitividad para las empresas locales.

¿Gestión o política?

Yo no sé si la actitud de Teófila será la misma ante los empresarios que, sin duda, le solicitan ayuda. En cualquier caso, dar la espalda a quien solicita ayuda, sea «para comer» o para hacer negocios puede ser justificable cuando los recursos escasean, lo que me parece fuera de lugar es entrar en suposiciones y juicios de valor gratuitos y desconsiderados sobre las circunstancias del solicitante o las causas que le han traído ante nosotros. No es un problema sólo de recursos, sino de actitud y voluntad, de prioridades también. No caeré en la tentación de la demagogia o las «soluciones» fáciles (para quien no tiene la responsabilidad de aplicarlas), como pedir que se destine el presupuesto del Wifi a los más necesitados. Sería incurrir en la misma barbaridad vanal que comete la alcaldesa al decir: «¡comed con lo que os cuesta Twitter!». Porque está claro que ese presupuesto sirve para mucho más que para Wifi, o Twitter. Entre otras muchas cosas, además de las ya apuntadas, crea y mantiene puestos de trabajo y, tomado aisladamente y por sí mismo, apesar de la abultada inversión que supone el servicio arroja un superhábit de unos 30.000 euros anuales.

Cádiz no se merece este simplismo canalla y desconsiderado, propio de mala gente con encefalogramas planos. Os dejo con una muestra de la belleza de esta ciudad vital, colorida y radiante de luz, concurrida y arullada por poetas y artistas -como el cantante granadino y el poeta sevillano que unieron sus intelectos y sensibilidades para construir este himno, Cuna de nuestra Constitución y de nuestros anhelos de justicia y libertad, entre otras consideraciones sensatas y comedidas, creo que «La Habana con más salero» bien merece una renovación en el estilo de su alcaldesa: arrogante, penosamente pagada de sí misma y gris. Una absoluta indigente, moral e intelectualmente, a la que se le han agotado las ideas y podrido los sentimientos.

«Habaneras de Cádiz» (letra de Antonio Burgos, música de Carlos Cano) en un montaje con fotografías de la ciudad. Canal de YouTube de periguardi.

Etiquetas: Cádiz, pobreza, Teófila Martínez, Twitter, Wifi